La eficacia de un filtro expresa el número de partículas retenidas por el volumen de aire filtrado. Es el mismo valor que se utiliza para caracterizar filtros que también retienen partículas más finas. En este caso, se hace pasar a través del mismo una corriente de aerosol atmosférico compuesto de partículas de entre 0,5 y 1 m de diámetro. La cantidad de partículas capturadas se mide con un opacímetro, aparato que mide la opacidad provocada por el sedimento. El ensayo con Dioctilftalato (DOP) es utilizado para clasificar los filtros de aire particulado de alta eficacia (HEPA). La prueba se realiza con un aerosol fabricado por evaporación y condensación de dioctilftalato, que produce partículas de 0,3 m de diámetro. El método se basa en la propiedad fotodispersora de las gotas de dioctilftalato: si some- temos el filtro a esta prueba, la intensidad de la luz dispersada será proporcional a la concentración superficial de este material y podrá medirse la penetración del filtro por la intensidad relativa de la luz dispersada antes y después de filtrar el aerosol. Para que un filtro obtenga la denominación HEPA, debe demos- trar una eficacia superior al 99,97 % en esta prueba.
Aunque existe una relación directa entre ellos, los resultados de los tres métodos no son directamente comparables. La eficacia de todos los filtros disminuye a medida que se van obstruyendo y entonces pueden convertirse en fuente de olores y contaminación. La vida útil de un filtro de alta eficacia puede alargarse en gran medida colocando uno o varios filtros de menor rango delante del filtro de alta eficacia. En la Tabla 45.5 se presentan los valores de rendimiento inicial, final y promedio de diferentes filtros, conforme a los criterios establecidos por la norma ASHRAE 52-76 para partículas de 0,3 m de diámetro.
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