Los procesos que emplean ozono deben llevarse a cabo en espacios cerrados o tener un sistema de extracción localizado para capturar cualquier liberación de gas en su origen. Los cilindros de ozono deben almacenarse en áreas refrigeradas, lejos de agentes reductores, materiales inflamables o productos que puedan catalizar su disgregación. Hay que tener en cuenta que si los ozonadores funcionan a presiones negativas y tienen dispositivos de paro automático en caso de avería, se minimiza la posibilidad de que se produzcan fugas.
Los equipos eléctricos utilizados en procesos que empleen ozono deben estar perfectamente aislados y su manteni- miento debe estar a cargo de personal experimentado. Si se utilizan ozonadores, los conductos y equipos accesorios deberán tener dispositivos que cierren inmediatamente los ozonadores en los casos siguientes: si se detecta una fuga; cuando se produce una pérdida de eficacia en las funciones de ventilación, deshumidificación o refrigeración; si se produce un exceso de presión o un vacío (según el sistema);
o si la potencia del sistema es excesiva o insuficiente.
Cuando se instalen ozonadores, deberán ir provistos de detectores específicos para ozono. No puede confiarse en el sentido del olfato porque puede saturarse. Las fugas de ozono se detectan con tiras reactivas de yoduro de potasio que se vuelven azules, pero no es un método específico, ya que la prueba da positivo con la mayoría de los oxidantes. Es mejor realizar un control de fugas continuado por medio de acumuladores electroquímicos, fotometría de ultravioletas o quimioluminiscencia, conectando el dispositivo de detección elegido a un sistema de alarma que actúe cuando se alcancen ciertas concentraciones.
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