lunes, 21 de julio de 2008

Gestión de primeros auxilios: Reanimación con oxígeno y líquido

Un trabajador hiperbárico con enfermedad por descompresión debe ser colocado en posición horizontal para minimizar el riesgo de que las burbujas se dispersen hasta el cerebro; nunca con la cabeza a un nivel más bajo, ya que puede afectar negativamente al resultado. Debe administrarse oxígeno al 100 % mediante una válvula (activada por el paciente, si está consciente), o mediante una mascarilla ajustada, una velocidad de flujo elevada, y un sistema de depósito. Si es necesario prolongar la administración de oxígeno, deben intercalarse pulsos de aire para aliviar o retardar el desarrollo de la toxicidad pulmonar por oxígeno. Cualquier submarinista con enfermedad por descompresión debe ser rehidratado. Probablemente no exista la posibilidad de administrar líquidos por vía oral durante una reanimación aguda de un trabajador gravemente lesionado. En general, es difícil administrar líquidos por vía oral a una persona en posición horizontal. La administración oral de líquidos conlleva la interrupción de la administración de oxígeno; el efecto inmediato sobre el volumen sanguíneo suele ser insignificante. Por último, puesto que el tratamiento hiperbárico con oxígeno puede producir convulsiones, es conveniente que el intestino esté vacío. Lo ideal, por lo tanto, es hacer la reanimación con líquido por vía intravenosa. No existen pruebas de que las soluciones coloidales sean mejores que las soluciones cristalinas, y el líquido que se escoja no será más que una solución salina normal. No debe administrarse una solución que contenga lactato a un submarinista hipotérmico, ni una solu- ción con dextrosa a alguien que tenga una lesión cerebral, ya que puede agravar la lesión. Es esencial que se mantenga un equilibrio hídrico preciso, ya que es probablemente la mejor forma de reanimar con éxito a un trabajador hiperbárico que sufra una enfermedad por descompresión. Los efectos sobre la vejiga son bastante frecuentes y la cateterización está justificada si no hay producción urinaria.
No existen fármacos de eficacia demostrada para el tratamiento de las enfermedades por descompresión, aunque la lignocaína (sustancia actualmente en fase de estudio clínico) tiene cada vez más partidarios. Se cree que la lignocaína actúa como estabilizador de las membranas y como inhibidor de la acumulación de leucocitos polimorfonucleares y de la adhesividad de los vasos sanguíneos provocada por las burbujas. Resulta interesante que una de las probables funciones del oxígeno hiperbárico sea también inhibir la acumulación y la adherencia de los leucocitos a los vasos sanguíneos. Por último, no existen pruebas de que el uso de inhibidores de la agregación plaquetaria, como la aspirina y otros anticoagulantes, sea beneficioso. Por el contrario, puesto que la enfermedad neurológica grave por descompresión está asociada a la hemorragia en el sistema nervioso central, el uso de este tipo de medicamentos puede estar contraindicado.

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