). Entre los animales pertenecientes a este phylum se encuentran los tiburones, las rayas y las mantas. Los tiburones viven en aguas poco profundas, en donde buscan a sus presas y pueden atacar a las personas. Muchas variedades tienen una o dos espinas largas y venenosas delante de la aleta dorsal, que contienen un veneno débil todavía no identificado. Las espinas producen una herida que ocasiona un dolor inmediato e intenso con irritación, inflamación y edema. Otro gran peligro de estos animales es su mordedura, ya que la disposición de sus dientes afilados en varias filas puede causar laceraciones y desga- rros graves que producen un shock inmediato, hemorragia aguda y ahogamiento de la víctima. El peligro que representan los tiburones ha sido objeto de un intenso debate y todas las variedades parecen ser particularmente agresivas. Es muy difícil predecir su comportamiento, aunque se cree que se sienten atraídos por el movimiento y por el color claro de los nada- dores, así como por la sangre y las vibraciones que producen los peces u otras presas tras ser atrapadas. Las rayas y las mantas son organismos grandes y planos con una larga cola provista de una o más espinas o sierras que pueden ser venenosas. El veneno contiene serotonina, 5-nucleotidasa y fosfodiesterasa, y puede causar vasoconstricción generalizada y parada cardiorrespira- toria. Rayas y mantas viven en regiones arenosas de aguas costeras, en donde pueden esconderse bien, siendo fácil que los bañistas pisen alguna sin darse cuenta. La raya reacciona levantando la cola y proyectando la espina contra la víctima. De esta forma pueden causar heridas profundas en alguna extremidad o incluso penetración en un órgano interno, como el peritoneo, el pulmón, el corazón o el hígado, especialmente en el caso de niños. La herida puede originar también dolor intenso, inflamación, edema linfático y otros síntomas generales como shock primario y colapso cardiocirculatorio. Las lesiones en órganos internos pueden ocasionar la muerte en un plazo de horas. Los incidentes con rayas y mantas son unos de los más frecuentes, produciéndose cerca de 750 todos los años en Estados Unidos. Son animales igualmente peligrosos para los pescadores, a los que se recomienda que les corten la cola tan pronto como los suban a bordo. Algunas especies de rayas, como la torpedo y la narcine, poseen órganos eléctricos en el dorso que, cuando se les estimula por simple contacto, producen descargas eléctricas de entre 8 y 220 voltios, suficientes para atontar e inmovilizar momentáneamente a la víctima, aunque ésta suele recuperarse sin complicaciones.
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lunes, 22 de octubre de 2007
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