En algunos países se tiende a poner más énfasis en la exposición al ruido de carácter no laboral y en la parte de responsabilidad que incumbe a éste en la pérdida auditiva. Entre las actividades y fuentes de ruido de este tipo se incluyen la caza, el tiro al blanco, los juguetes ruidosos y la música a alto volumen. Este enfoque es beneficioso por cuanto que destaca algunas causas de deterioro auditivo potencialmente importantes, pero de hecho puede ser perjudicial si desvía la atención de los problemas graves de ruido en el trabajo.
Entre los países de la Unión Europea se evidencia una tendencia muy acentuada a la normalización de la cuestión del ruido. Este proceso incluye la elaboración de normas relativas a las emisiones de ruido de productosya la exposición al ruido.
El proceso de elaboración de normas no es, en cambio, rápido en Norteamérica, sobre todo en Estados Unidos, donde el trabajo normativo está paralizado y existe la posibilidad de ir a la desregulación. Los esfuerzos por regular el ruido de nuevos productos se abandonaron en 1982, año en que se cerró la Oficina del Ruido de la Agencia de Protección Ambiental, y puede que las normas en materia de ruido no sobrevivan al clima desregulador actualmente existente en el Congreso.
Los países en desarrollo parecen encontrarse en vías de adoptar y revisar normas en materia de ruido. Estas normas tienden al conservadurismo, ya que apuntan a un límite de exposición permisible de 85 dBA, y un factor de acumulación (relación de interdependencia tiempo/intensidad) de 3 dB. Queda abierta la cuestión de hasta qué punto se aplicarán estas normas, sobre todo en economías incipientes.
Algunos países en desarrollo tienden a concentrarse en el control del ruido por métodos técnicos, en lugar de abordar las complejidades de las pruebas audiométricas, los protectores auditivos, la formación y el mantenimiento de registros. Este enfoque parece muy sensato siempre que sea factible. En ocasiones habrá que complementarlo con la utilización de protectores auditivos para reducir la exposición a niveles seguros.
Entre los países de la Unión Europea se evidencia una tendencia muy acentuada a la normalización de la cuestión del ruido. Este proceso incluye la elaboración de normas relativas a las emisiones de ruido de productosya la exposición al ruido.
El proceso de elaboración de normas no es, en cambio, rápido en Norteamérica, sobre todo en Estados Unidos, donde el trabajo normativo está paralizado y existe la posibilidad de ir a la desregulación. Los esfuerzos por regular el ruido de nuevos productos se abandonaron en 1982, año en que se cerró la Oficina del Ruido de la Agencia de Protección Ambiental, y puede que las normas en materia de ruido no sobrevivan al clima desregulador actualmente existente en el Congreso.
Los países en desarrollo parecen encontrarse en vías de adoptar y revisar normas en materia de ruido. Estas normas tienden al conservadurismo, ya que apuntan a un límite de exposición permisible de 85 dBA, y un factor de acumulación (relación de interdependencia tiempo/intensidad) de 3 dB. Queda abierta la cuestión de hasta qué punto se aplicarán estas normas, sobre todo en economías incipientes.
Algunos países en desarrollo tienden a concentrarse en el control del ruido por métodos técnicos, en lugar de abordar las complejidades de las pruebas audiométricas, los protectores auditivos, la formación y el mantenimiento de registros. Este enfoque parece muy sensato siempre que sea factible. En ocasiones habrá que complementarlo con la utilización de protectores auditivos para reducir la exposición a niveles seguros.
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