El dióxido de carbono es un producto normal del metabolismo y se elimina de los pulmones durante el proceso normal de respiración. Sin embargo, ciertos dispositivos de respiración pueden impedir su eliminación o provocar la acumulación de niveles elevados en el aire que inspira el buzo.
Desde un punto de vista práctico, el dióxido de carbono produce efectos nocivos en el organismo de tres maneras. En primer lugar, a concentraciones muy elevadas (superiores al 3 %), puede producir errores de juicio, que se manifiestan inicialmente en un estado de euforia injustificada, seguida por uno de depresión si la exposición se prolonga. No cabe duda de que las consecuencias pueden ser graves para el buzo que está bajo el agua y que necesita mantener una capacidad de juicio adecuada por motivos de seguridad. Si aumenta la concentración de CO2 hasta niveles superiores al 8 %, puede llegar a producir pérdida de consciencia. Otro efecto del dióxido de carbono es la exacerbación o el empeoramiento de la narcosis por nitrógeno (véase más adelante). El efecto del dióxido de carbono comienza a presiones parciales superiores a 40 mm Hg (Bennett y Elliot 1993). Una PO2 elevada, como la que soportan los buzos, atenúa el impulso respiratorio debido al CO2 elevado y, en ciertas condiciones, es posible que aumente los niveles de éste lo suficiente como para producir la pérdida de consciencia en los buzos que tienen tendencia a retenerlo. Un último problema del dióxido de carbono a presiones elevadas es que el riesgo de convulsiones para un individuo que respire oxígeno al 100 % a una presión superior a 2 ATA, aumenta de forma importante en función del aumento en los niveles de dióxido de carbono. La tripulación de los submarinos puede tolerar fácil- mente una concentración de CO2 de 1,5 % (treinta veces superior a la concentración normal en el aire atmosférico) durante dos meses sin que se produzcan efectos funcionales negativos. Un nivel de 500 ppm (es decir, diez veces superior a los niveles del aire normal), se considera seguro desde el punto de vista de los límites industriales. Ahora bien, la sola adición de un 0,5 % de CO2 a una mezcla de oxígeno al 100 %, puede predisponer a una persona a presentar convulsiones, si se respira a una mayor presión.
Desde un punto de vista práctico, el dióxido de carbono produce efectos nocivos en el organismo de tres maneras. En primer lugar, a concentraciones muy elevadas (superiores al 3 %), puede producir errores de juicio, que se manifiestan inicialmente en un estado de euforia injustificada, seguida por uno de depresión si la exposición se prolonga. No cabe duda de que las consecuencias pueden ser graves para el buzo que está bajo el agua y que necesita mantener una capacidad de juicio adecuada por motivos de seguridad. Si aumenta la concentración de CO2 hasta niveles superiores al 8 %, puede llegar a producir pérdida de consciencia. Otro efecto del dióxido de carbono es la exacerbación o el empeoramiento de la narcosis por nitrógeno (véase más adelante). El efecto del dióxido de carbono comienza a presiones parciales superiores a 40 mm Hg (Bennett y Elliot 1993). Una PO2 elevada, como la que soportan los buzos, atenúa el impulso respiratorio debido al CO2 elevado y, en ciertas condiciones, es posible que aumente los niveles de éste lo suficiente como para producir la pérdida de consciencia en los buzos que tienen tendencia a retenerlo. Un último problema del dióxido de carbono a presiones elevadas es que el riesgo de convulsiones para un individuo que respire oxígeno al 100 % a una presión superior a 2 ATA, aumenta de forma importante en función del aumento en los niveles de dióxido de carbono. La tripulación de los submarinos puede tolerar fácil- mente una concentración de CO2 de 1,5 % (treinta veces superior a la concentración normal en el aire atmosférico) durante dos meses sin que se produzcan efectos funcionales negativos. Un nivel de 500 ppm (es decir, diez veces superior a los niveles del aire normal), se considera seguro desde el punto de vista de los límites industriales. Ahora bien, la sola adición de un 0,5 % de CO2 a una mezcla de oxígeno al 100 %, puede predisponer a una persona a presentar convulsiones, si se respira a una mayor presión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario