sábado, 2 de junio de 2007

TRABAJO EN SITUACIONES DE AUMENTO DE LA PRESION BAROMETRICA


La atmósfera contiene habitualmente un 20,93 % de oxígeno. El organismo humano está, por naturaleza, adaptado para respirar el oxígeno atmosférico a una presión de unos 160 mmHg a nivel del mar. A esta presión, la molécula que transporta el oxígeno a los tejidos, la hemoglobina, se encuentra saturada en un 98 %, aproximadamente. Si se eleva la presión de oxígeno, el aumento de la oxihemoglobina es escaso, pues su concentración inicial ya es prácticamente del 100 %. Ahora bien, a medida que aumenta la presión, es posible que una cantidad significativa de oxígeno no consumido entre en solución física en el plasma sanguíneo. Afortunadamente, el organismo es capaz de tolerar un rango de presiones de oxígeno bastante amplio sin que se observen daños, al menos a corto plazo. Si la exposición se prolonga puede producir, a más largo plazo, problemas de toxicidad por oxígeno. Cuando el trabajo requiere que se respire aire comprimido, como sucede en el buceo o durante el trabajo en cajones de aire comprimido, el déficit de oxígeno (hipoxia) no suele ser un problema, ya que el organismo queda expuesto a una mayor cantidad de oxígeno a medida que aumenta la presión absoluta. Un aumento de la presión al doble del valor normal duplica el número de moléculas inhaladas en cada inspiración de aire comprimido. Así, la cantidad de oxígeno inspirado equivale a un 42 %. Es decir, que un trabajador que respire aire a una presión de 2 atmósferas absolutas (ATA), o a 10 m por debajo de la superficie del mar, respira una cantidad de oxígeno equivalente a la que respiraría en la superficie utilizando una mascarilla de oxígeno al 42 %.

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