martes, 24 de marzo de 2009

Medidas de protección (II)

A diferencia de las barreras, las medidas temporales reducen el peligro durante un período de tiempo. La idea es desencadenar avalanchas por medios artificiales. Las masas de nieve amenazadoras se eliminan de la zona potencial de avalanchas provocando artificialmente y bajo control, en momentos opor- tunos y predeterminados, varias avalanchas pequeñas. Así se aumenta considerablemente la estabilidad de la cubierta de nieve que queda en el lugar de la avalancha y se reduce el riesgo de avalanchas más peligrosas, al menos durante un período de tiempo limitado, cuando la amenaza de avalanchas es muy alta. Ahora bien, la magnitud de las avalanchas artificiales no puede determinarse previamente con exactitud. Por tanto, para correr el menor riesgo posible de accidentes mientras se están llevando a cabo estas medidas temporales, es necesario evacuar, aislar y comprobar toda la zona que va a verse afectada por la avalancha artificial, desde su punto de partida hasta su detención final.
Las posibles aplicaciones de estos dos métodos de prevención del peligro son fundamentalmente diferentes. En general, es mejor utilizar métodos permanentes para proteger zonas imposi- bles o difíciles de evacuar o de aislar, o en las que los asenta- mientos o bosques podrían peligrar incluso con avalanchas controladas. Por otro lado, las carreteras, las pistas de esquí y las laderas de esquí, que son fáciles de aislar durante cortos espacios de tiempo, son típicos ejemplos de zonas en las que pueden aplicarse medidas de protección temporales.
Los distintos métodos de desencadenar avalanchas artificiales incluyen operaciones que a su vez plantean determinados riesgos y, sobre todo, requieren medidas de protección para las personas encargadas de esta tarea. Lo esencial es provocar rupturas iniciales mediante temblores artificiales (voladuras). Estos reducen la estabilidad de la cubierta de nieve lo suficiente para producir un deslizamiento de la misma.
Las voladuras son especialmente adecuadas para liberar avalanchas en laderas empinadas. Normalmente, es posible extraer pequeñas cantidades de nieve a intervalos y evitar así la producción de avalanchas graves, que se arrastran a gran distancia y pueden ser extremadamente destructivas. Con todo, es esencial que las operaciones de voladura sean llevadas a cabo en cualquier momento del día y en todo tipo de climas, y esto no es siempre posible. Los métodos para producir avalanchas por medio de voladuras varían considerablemente dependiendo del medio utilizado para llegar a la zona en que va a tener lugar la voladura.
Las zonas en que es probable que se inicien avalanchas pueden ser bombardeadas con granadas o cohetes desde posiciones de seguridad, pero este sistema sólo tiene éxito (es decir, produce la avalancha) entre el 20 y el 30 % de los casos, pues resulta prácticamente imposible determinar y alcanzar con exac- titud los objetivos más efectivos a cierta distancia, y también porque la cubierta de nieve absorbe el choque de la explosión. Además, puede ocurrir que las granadas no estallen.
Las voladuras con explosivos comerciales directamente en la zona en que es probable que se inicien avalanchas suelen tener más éxito. Los métodos más efectivos consisten en llevar el explosivo por medio de estacas o cables a la parte del terreno nevado en que va a desencadenarse la avalancha, y detonarlo a una altura de 1,5a3m por encima de la cubierta de nieve.

Aparte de detonar granadas en las laderas, se han desarrollado tres métodos diferentes para llevar el explosivo de producción artificial de avalanchas al punto real en que se quiere iniciar la avalancha:

• cable transportador de dinamita
• voladura manual
• arrojar o bajar la carga explosiva desde helicópteros.

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