Las pausas para descansar se han considerado por regla general como interrupciones improductivas del tiempo de trabajo. Sin embargo, Graf (1922, 1927) demostró que los períodos de descanso podían considerarse, por así decirlo, como una “recompensa”. La experiencia del deporte enseña que los velocistas inician la carrera de 100 metros a gran velocidad, mientras que los fondistas inician la carrera de 5.000 metros “al trote”. Graf ha publicado resultados semejantes en relación con el trabajo mental (Figura 43.9). En un experimento, se pidió a tres grupos de personas que realizasen determinados cálculos, y los salarios se vincularon al rendimiento. Desconocedores de esta circunstancia, los miembros del grupo A (que disfrutaron de su primer descanso al cabo de tres horas) empezaron a trabajar a un ritmo más redu- cido que los integrantes del grupo B (que sabían que tendrían la primera pausa para descansar a los 45 minutos de trabajo). Tanto la mayor velocidad inicial como el máximo rendimiento posterior correspondieron al grupo C (con un período de descanso cada 15 minutos de trabajo).
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