El radón puede penetrar en el agua y en el gas natural del subsuelo. El agua utilizada para abastecer un edificio, sobre todo si procede de pozos profundos, puede contener cantidades importantes de radón. Si esta agua se utiliza para cocinar, la cocción puede liberar gran parte del radón que contiene. Si el agua se consume fría, el cuerpo elimina el gas rápidamente, por lo que su ingestión no suele entrañar un riesgo importante. La combustión del gas natural en estufas sin chimenea, en calen- tadores o en otros aparatos puede causar también un aumento de radón en espacios interiores, especialmente en las viviendas. El problema se agrava a veces en los cuarto de baño, debido a que el radón contenido en el agua y en el gas natural utilizado para el calentador del agua se acumula si la ventilación no es suficiente.
Dado que los posibles efectos del radón sobre la población en general no se han conocido hasta hace pocos años, los datos disponibles sobre las concentraciones existentes en espacios interiores se limitan a los países que, debido a sus características o circunstancias especiales, están más sensibilizados con este problema. Lo que sí se sabe es que en una misma región es posible encontrar concentraciones en espacios interiores muy superiores a las concentraciones del exterior. En Helsinki
(Finlandia), por ejemplo, se han encontrado concentraciones de radón en el aire interior 5.000 veces mayores que las concentra- ciones existentes normalmente en el exterior. En parte puede deberse a medidas de ahorro de energía que contribuyen notablemente a la concentración de radón en espacios interiores, en particular si el edificio está bien aislado. En los edificios estu- diados hasta ahora en diferentes países y regiones se observa que las concentraciones de radón en su interior presentan una distribución que se aproxima a la log-normal. Es de destacar que un pequeño número de edificios de cada región muestran concentraciones diez veces superiores a la media. Los valores de referencia para el radón en espacios interiores y las recomendaciones de corrección de diversas organizaciones se muestran en el apartado “Reglamentos, recomendaciones, normas y patrones” de este capítulo.
Como conclusión, la principal forma de prevenir las exposiciones al radón es evitar la construcción en áreas que, por su naturaleza, emiten una gran cantidad de radón al aire. En los casos en que esto no sea posible, los suelos y las paredes deben aislarse de forma apropiada, y no deben utilizarse materiales de construcción que contengan elementos radiactivos. Los espacios interiores, especialmente los sótanos, deben tener una ventilación suficiente.
Dado que los posibles efectos del radón sobre la población en general no se han conocido hasta hace pocos años, los datos disponibles sobre las concentraciones existentes en espacios interiores se limitan a los países que, debido a sus características o circunstancias especiales, están más sensibilizados con este problema. Lo que sí se sabe es que en una misma región es posible encontrar concentraciones en espacios interiores muy superiores a las concentraciones del exterior. En Helsinki
(Finlandia), por ejemplo, se han encontrado concentraciones de radón en el aire interior 5.000 veces mayores que las concentra- ciones existentes normalmente en el exterior. En parte puede deberse a medidas de ahorro de energía que contribuyen notablemente a la concentración de radón en espacios interiores, en particular si el edificio está bien aislado. En los edificios estu- diados hasta ahora en diferentes países y regiones se observa que las concentraciones de radón en su interior presentan una distribución que se aproxima a la log-normal. Es de destacar que un pequeño número de edificios de cada región muestran concentraciones diez veces superiores a la media. Los valores de referencia para el radón en espacios interiores y las recomendaciones de corrección de diversas organizaciones se muestran en el apartado “Reglamentos, recomendaciones, normas y patrones” de este capítulo.
Como conclusión, la principal forma de prevenir las exposiciones al radón es evitar la construcción en áreas que, por su naturaleza, emiten una gran cantidad de radón al aire. En los casos en que esto no sea posible, los suelos y las paredes deben aislarse de forma apropiada, y no deben utilizarse materiales de construcción que contengan elementos radiactivos. Los espacios interiores, especialmente los sótanos, deben tener una ventilación suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario