Es importante conocer, durante las fases de planificación, el uso que se dará al edificio o las actividades que en él se desarrollarán. Sobre todo, es importante conocer qué actividades pueden cons- tituir una fuente de contaminación, lo que permitirá posteriormente limitarlas y controlarlas. Algunos ejemplos de dichas actividades dentro de un edificio son la preparación de alimentos, los trabajos de imprenta y artes gráficas, el hábito de fumar y el uso de máquinas fotocopiadoras.
La ubicación de estas actividades en recintos específicos, separados y aislados de otras actividades, debe decidirse de tal manera que los ocupantes del edificio se vean afectados lo menos posible.
Es aconsejable que estos procesos estén provistos de un sistema de extracción localizado y de sistemas de ventilación general con características especiales. La primera de estas medidas tiene por objeto controlar los contaminantes en la fuente de emisión. La segunda, aplicable cuando existen nume- rosas fuentes, cuando éstas están dispersas en un espacio deter- minado o cuando el contaminante no sea excesivamente peligroso, debe cumplir los requisitos siguientes: debe ser capaz de proporcionar volúmenes de aire fresco adecuados en función de los niveles establecidos para la actividad en cuestión, no debe utilizar de nuevo parte alguna del aire del local ni mezclarlo con el flujo general de ventilación del edificio y debe incluir extracción forzada suplementaria si es necesario. En estos casos es preciso planificar cuidadosamente la circulación del aire en los recintos para evitar la transmisión de contaminantes entre espacios contiguos (puede crearse, por ejemplo, una presión negativa en un espacio determinado).
A veces se logra el control mediante la eliminación o la reduc- ción de contaminantes en el aire al filtrar o depurar éste químicamente. Para utilizar estas técnicas de control hay que tener en cuenta las características físicas y químicas de los contaminantes. Por ejemplo, los sistemas de filtración son adecuados para eliminar partículas del aire —en tanto que la eficacia del filtro se corresponda con el tamaño de las partículas filtradas—, pero permiten el paso de gases y vapores.
En espacios interiores, la eliminación de la fuente de contaminación es el método más eficaz de controlar ésta. Un buen ejemplo son las restricciones y prohibiciones del hábito de fumar en el lugar de trabajo. Si se permite fumar, generalmente es en zonas restringidas equipadas con sistemas de ventilación especiales.
La ubicación de estas actividades en recintos específicos, separados y aislados de otras actividades, debe decidirse de tal manera que los ocupantes del edificio se vean afectados lo menos posible.
Es aconsejable que estos procesos estén provistos de un sistema de extracción localizado y de sistemas de ventilación general con características especiales. La primera de estas medidas tiene por objeto controlar los contaminantes en la fuente de emisión. La segunda, aplicable cuando existen nume- rosas fuentes, cuando éstas están dispersas en un espacio deter- minado o cuando el contaminante no sea excesivamente peligroso, debe cumplir los requisitos siguientes: debe ser capaz de proporcionar volúmenes de aire fresco adecuados en función de los niveles establecidos para la actividad en cuestión, no debe utilizar de nuevo parte alguna del aire del local ni mezclarlo con el flujo general de ventilación del edificio y debe incluir extracción forzada suplementaria si es necesario. En estos casos es preciso planificar cuidadosamente la circulación del aire en los recintos para evitar la transmisión de contaminantes entre espacios contiguos (puede crearse, por ejemplo, una presión negativa en un espacio determinado).
A veces se logra el control mediante la eliminación o la reduc- ción de contaminantes en el aire al filtrar o depurar éste químicamente. Para utilizar estas técnicas de control hay que tener en cuenta las características físicas y químicas de los contaminantes. Por ejemplo, los sistemas de filtración son adecuados para eliminar partículas del aire —en tanto que la eficacia del filtro se corresponda con el tamaño de las partículas filtradas—, pero permiten el paso de gases y vapores.
En espacios interiores, la eliminación de la fuente de contaminación es el método más eficaz de controlar ésta. Un buen ejemplo son las restricciones y prohibiciones del hábito de fumar en el lugar de trabajo. Si se permite fumar, generalmente es en zonas restringidas equipadas con sistemas de ventilación especiales.
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