Los sistemas de control basados en un concepción “paterna- lista”, encargados de tomar todas las decisiones que regulan los ambientes  interiores,  como  la  iluminación,  la  temperatura,  la ventilación,  etcétera,  tienden  a  perjudicar  el  bienestar  psicoló- gico y sociológico de sus ocupantes, quienes ven así disminuida o bloqueada su capacidad para crear condiciones ambientales que se ajusten a sus necesidades. Además, los sistemas de control de este tipo son a veces incapaces de cambiar para adaptarse a las diferentes  exigencias  ambientales  que  pueden  surgir  a  conse- cuencia de cambios en las actividades realizadas en un espacio determinado,  en  el  número  de  personas  que  trabajen  en  el mismo o cambios en el reparto del espacio.
La solución podría consistir en instalar un sistema de control centralizado para el ambiente interior, con controles localizados regulados  por  los  ocupantes.  Es  una  idea  muy  utilizada  en  el ámbito  de  lo  visual,  donde  la  iluminación  general  se  complementa con iluminación más localizada, que debería ampliarse a
otros  sistemas:  calefacción  y  aire  acondicionado  generales  y localizados,  suministros  de  aire  fresco  generales  y  localizados, etcétera.
En resumen, puede decirse que, en cada caso deberá optimizarse una parte de las condiciones ambientales por medio de un control  centralizado  basado  en  aspectos  de  seguridad,  salud  y  economía, mientras que las diferentes condiciones ambientales locales deberán ser optimizadas por el usuario del recinto. Cada usuario  tiene  necesidades  diferentes  y  reacciona  de  manera distinta  a  determinadas  condiciones.  Es  indudable  que  un compromiso de este tipo entre las diferentes partes aumentará la satisfacción, el bienestar y la productividad.
 
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