martes, 16 de abril de 2013

Relación dosis-efecto. (IV)

Se ha observado que los elevados niveles de lluvia radiactiva procedente de una prueba de armas termonucleares realizada en Bikini en 1954 produjeron un aumento de la frecuencia de cáncer de tiroides en los habitantes de las Islas Marshall propor- cional a la dosis que recibieron en la glándula tiroides cuando eran niños (Robbins y Adams 1989). De modo similar, se ha informado de que entre los niños que vivían en zonas de Bielorrusia y Ucrania contaminadas por los radionucleidos liberados en el accidente de Chernóbil se ha manifestado un aumento de incidencia del cáncer de tiroides (Prisyazhuik, Pjatak y Buzanov
1991; Kasakov, Demidchik y Astakhova 1992), pero los hallazgos están en desacuerdo con los del Proyecto Internacional Cher- nóbil, que no encontró un exceso de nódulos tiroideos benignos o malignos en los niños que vivían en las zonas más contami- nadas en torno a Chernóbil (Mettler, Williamson y Royal 1992). Falta por determinar la base de la discrepancia, y si el exceso detectado puede ser únicamente resultado del aumento de la vigilancia. A este respecto, hay que resaltar que los niños del suroeste de Utah y Nevada que estuvieron expuestos a la lluvia radiactiva de las pruebas de armas nucleares en Nevada durante el decenio de 1950 han presentado aumento en la frecuencia de todo tipo de cáncer de tiroides (Kerber y cols. 1993), y la incidencia de la leucemia aguda parece haberse elevado en los niños que fallecieron entre 1952 y 1957, el período de máxima exposición a la lluvia radiactiva (Stevens y cols. 1990).
También se ha sugerido la posibilidad de que el exceso de leucemia entre los niños que vivían en la proximidad de centrales nucleares del Reino Unido pueda haber sido provo- cado por la radiactividad liberada por las centrales. No obstante, se estima que el incremento de la dosis total de radiación reci- bida por esos niños ha sido inferior al 2 %, de donde se infiere que hay otras explicaciones más probables (Doll, Evans y Darby 1994). La existencia de excesos comparables de leucemia infantil en lugares del Reino Unido que carecen de instalaciones nucleares, pero que por lo demás se parecen a los emplazamientos nucleares en que también han experimentado grandes influjos de población en los últimos tiempos, denota una etiología ineficaz de las agrupaciones de casos de leucemia observadas (Kinlen 1988; Doll, Evans y Darby 1994). También se ha sugerido otra hipótesis (a saber, que las leucemias en cuestión pueden haber sido causadas por la irradiación profesional recibida por los padres de los niños afectados) basada en los resultados de un estudio de casos y controles (Gardner y cols. 1990), pero esta hipótesis se desecha en general por motivos que se explican en la sección siguiente.




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