sábado, 20 de abril de 2013

Distribución de luminancias

La distribución del flujo luminoso de una luminaria es importante para determinar las condiciones visuales que se experimen- tarán en consecuencia. Cada uno de los cuatro métodos de control óptico antes descritos proporcionará a la luminaria dife- rentes propiedades de distribución del flujo luminoso.
En las áreas donde hay instaladas PVD (pantallas de visualización de datos) suelen producirse reflejos cegadores. Los síntomas que se suelen experimentar en tales situaciones son una reducción de la capacidad para leer correctamente el texto de una pantalla, provocada por la aparición de imágenes de alta luminancia no deseadas en la propia pantalla, normalmente procedentes de luminarias instaladas en el techo. Puede crearse una situación en la que estos reflejos también aparezcan en papel sobre un escritorio o mesa de trabajo.
Si las luminarias de un ambiente interior tienen un fuerte componente de flujo luminoso descendente en vertical, cual- quier papel sobre una mesa situada debajo de una de estas luminarias reflejará la fuente de luz hacia los ojos de un observador que esté leyendo el papel o trabajando con él. Si el papel tiene un acabado satinado, la situación se agrava.
La solución del problema es disponer que la distribución del flujo luminoso de las luminarias utilizadas se realice predomi- nantemente en ángulo con respecto a la vertical descendente, de modo que, siguiendo las leyes fundamentales de la física (ángulo de incidencia = ángulo de reflexión), se minimice el brillo reflejado. En la Figura 46.26 se muestra un ejemplo típico del problema y de su solución. La distribución del flujo luminoso que realiza la luminaria utilizada para resolver el problema se conoce con el nombre de distribución de “ala de murciélago”.
La distribución de la luz de las luminarias también puede provocar un deslumbramiento directo y, en un intento por resolver este problema, es conveniente instalar unidades de iluminación local fuera del “ángulo prohibido” de 45 grados, como puede verse en la Figura 46.27.


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