La acción normativa y legislativa de los diferentes gobiernos es lenta y no suficientemente eficaz, sobre todo en comparación con lo que sería necesario considerando los problemas causados por el tabaco. A menudo las causas son los obstáculos legales contra la aplicación de estas medidas, los argumentos contra la compe- tencia desleal o incluso la protección de los derechos del indi- viduo a fumar. Los progresos en la aplicación de leyes han sido lentos pero constantes. Por otro lado, debe tenerse en cuenta la diferencia entre los fumadores activos y los fumadores pasivos o “de segunda mano”. Todas las medidas que ayudarían a alguien a dejar de fumar, o al menos a reducir su consumo diario, deben
ir dirigidas al fumador; todo el peso de las normativas debe recaer en combatir este hábito. Deben proporcionarse al fumador pasivo todos los argumentos posibles para defender sus derechos a no inhalar humo de tabaco y a disfrutar del uso de entornos libres de tabaco en el hogar, en el trabajo y en el ocio.
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domingo, 7 de noviembre de 2010
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