Aunque  el  término  “molestias”  suele  relacionarse  más  con  los problemas  de  ruido  de  carácter  comunitario,  como  los  que  se plantean  en  aeropuertos  o  pistas  de  carreras  automovilísticas, también los trabajadores industriales pueden sentirse molestos o irritados  por  el  ruido  de  su  lugar  de  trabajo.  Estas  molestias pueden estar relacionadas con el entorpecimiento de la comunicación hablada y del rendimiento laboral anteriormente descrito, pero también deberse a una auténtica aversión al ruido. A veces, esta aversión es tan fuerte que impulsa a algunos trabajadores a buscar empleo en otra parte, si bien no siempre se presenta esa oportunidad. Después de un período de adaptación, la mayoría de  ellos  no  parecerán  sentirse  tan  molestos,  pero  posiblemente sigan quejándose de fatiga, irritabilidad e insomnio. (Esa adaptación será mucho mejor si se equipa a los trabajadores jóvenes con protectores  adecuados  desde  el  principio,  antes  de  que  sufran pérdida auditiva alguna.) Es interesante observar que este tipo de información  sale  a  veces  a  la  superficie  después  de  que  una empresa inicia un programa de control del ruido y de conserva- ción de la audición, una vez que los trabajadores se dan cuenta del contraste entre las condiciones previas y la mejora posterior.
 
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