La  ventilación  es  uno  de  los  métodos  más  importantes  para controlar la calidad del aire en los espacios cerrados. Hay en ellos tantas y tan diversas fuentes de contaminación que resulta casi imposible controlarlos por completo en la fase de diseño. Como ejemplo  citaremos  la  contaminación  generada  por  los  propios ocupantes del edificio, a partir de las actividades que desarrollan y  de  los  productos  que  utilizan  para  su  higiene  personal;  en general, el diseñador no controla esas fuentes de contaminación. Por consiguiente, el método de control normalmente utilizado para  diluir  y  eliminar  los  contaminantes  de  los  espacios  inte- riores contaminados es la ventilación; puede realizarse con aire exterior   limpio   o   con   aire   reciclado   y   convenientemente depurado.
Es  necesario  considerar  muchas  cuestiones  diferentes  a  la hora  de  diseñar  un  sistema  de  ventilación  que  haya  de  servir adecuadamente  como  método  de  control  de  contaminación. Entre ellas cabe citar la calidad del aire exterior que se vaya a utilizar; los requisitos especiales de ciertos contaminantes o de la fuente que los genera; el mantenimiento preventivo del propio sistema  de  ventilación,  que  también  debe  tenerse  en  cuenta como posible fuente de contaminación, y la distribución del aire dentro del edificio.
En la Tabla 45.2 se resumen las cuestiones principales en el diseño  de  un  sistema  de  ventilación  necesarias  para  mantener ambientes interiores de calidad.
En  un  sistema  típico  de  ventilación/aire  acondicionado,  el aire que se toma del exterior y que se mezcla con una propor- ción  variable  de  aire  reciclado  pasa  a  través  de  diferentes sistemas de acondicionamiento del aire, suele filtrarse, calentarse o enfriarse según la estación y se humidifica o deshumidifica en función de las necesidades.
Una  vez  tratado,  el  aire  se  distribuye  por  conductos  a  cada una de las áreas del edificio y se reparte a través de rejillas de dispersión. Después se mezcla en todos los espacios ocupados, provocando  un  intercambio  térmico  y  renovando  la  atmósfera interior  hasta  que  finalmente  se  extrae  de  cada  recinto  por conducciones de retorno.
La cantidad de aire exterior que debe utilizarse para diluir y eliminar  contaminantes  es  objeto  de  debate  y  de  él  se  han ocupado muchos estudios. En los últimos años han cambiado las recomendaciones relativas a los niveles de aire exterior y se han publicado nuevas normas de ventilación, en la mayoría de los casos para aumentar los volúmenes de aire exterior utilizados. Aun así, estas recomendaciones son insuficientes para controlar eficazmente todas las fuentes de contaminación, y la razón está en que las normas establecidas se basan en la ocupación y no tienen  en  cuenta  otras  fuentes  de  contaminación  importantes, como los materiales empleados en la construcción, el mobiliario
y la calidad del aire procedente del exterior.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario