Cuando existe exceso de luminancia en el campo de visión se producen brillos y sus efectos en la visión pueden dividirse en dos grupos, denominados deslumbramiento inca- pacitante y deslumbramiento molesto.
Consideremos el ejemplo del deslumbramiento provocado por los faros de un vehículo que se nos aproxima en la oscuridad. Los ojos no pueden adaptarse al mismo tiempo a los faros del vehículo y al brillo de la carretera, muy inferior. Se trata de un ejemplo de deslumbramiento incapacitante, ya que la alta lumi- nancia de las fuentes de luz produce un efecto incapacitante debido a la dispersión de la luz en el medio óptico. El deslum- bramiento incapacitante es proporcional a la intensidad de la fuente de luz perjudicial.
El deslumbramiento molesto, que es más probable que se produzca en interiores, puede reducirse o incluso eliminarse por completo reduciendo el contraste entre la tarea y su entorno. Es preferible que las superficies de trabajo tengan acabados mate, de reflexión difusa, en lugar de acabados de reflexión especular, y la posición de cualquier fuente de luz perjudicial deberá quedar fuera del campo normal de visión. En general, se consigue un rendimiento visual correcto cuando la propia tarea es más brillante que su entorno inmediato, pero no demasiado.
A la magnitud de deslumbramiento molesto se le da un valor numérico y se compara con valores de referencia a fin de predecir si será aceptable. En el apartado de “Medición” se analiza el método de cálculo de los índices de deslumbramiento que se utiliza en el Reino Unido y en otros lugares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario