Lotens y Havenith (1991) introdujeron también modificaciones, basadas en los datos publicados en la literatura, del aislamiento y la resistencia al vapor para tener en cuenta la actividad física y el viento. El aislamiento se reduce cuando la persona está sentada o de pie y esta reducción es mayor cuando mayor es el aislamiento proporcionado por la ropa. En cualquier caso, la actividad física reduce el aislamiento más que la postura, dependiendo del vigor de los movimientos. Al caminar se mueven los dos brazos y las dos piernas y el aislamiento se reduce más que cuando se monta en bicicleta, actividad en la que sólo se mueven las piernas. También en este caso, la reducción es mayor cuanto más gruesas sean las prendas de vestir. Cuanto más ligera sea la prenda, mayor será la reducción del aislamiento provocada por el viento. Tal vez esté en relación con la permeabilidad al aire de los tejidos interiores, que suelen ser prendas menos apropiadas para climas fríos.
En la Figura 42.12 se muestran algunos efectos típicos del viento y el movimiento del cuerpo en la resistencia al vapor de la ropa para la lluvia. No existe consenso en la literatura sobre la magnitud de estos efectos. La importancia de esta cuestión se refleja en el hecho de que algunas normas, como la ISO 7730 (1994), exigen que se tenga en cuenta el aislamiento resultante cuando se aplican a personas activasoa personas expuestas a un movimiento importante del aire, un requisito ignorado con frecuencia.
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